lunes, 27 de julio de 2009

Noche 17 - Día 18


Vuelta

Después de llegar en un santiamén al aeropuerto, nos dispusimos a realizar los trámites de aduana. De momento, no nos tomaron medida de la temperatura; aunque todos íbamos preparados.

Después de varios ajustes de peso, alguna que otra apertura de maletas, para verificar el contenido, e incluso algún que otro expolio de ciertos materiales que estaban prohibidos, subimos al avión.

En estos momentos, ya es noche cerrada.

Ascendemos hasta los 11 Km, y ponemos rumbo al Norte. En el horizonte se ve un Sol reluciente, que se mantiene sin moverse de sitio durante mucho tiempo.

Pasan varias horas, que aprovechamos para dormir, y el Sol nos sigue impertérrito. Después de mucho tiempo, comienza a hacerse de noche realmente, y cuando desaparece el Sol, nos anuncian que nos van a servir el desayuno. Resulta que estamos ya muy cerca de París, y hay que prepararse para aterrizar.

Apenas tocamos tierra, volvemos a ver el Sol que aparece sobre el horizonte. Son las 6:15 de la mañana, y esta vez el amanecer es definitivo. Otra vez hemos tenido un Sol de medianoche, y un par de amaneceres, y otro par de anocheceres. Qué noche la de aquel día, que dirían los Beatles.

Después de recorrer medio aeropuerto, y despedirnos unos de otros unas cuantas veces, buscando cada uno sus puertas de embarque, conseguimos llegar al avión que nos llevará a Valencia.

Una vez tomada tierra en Manises, y recogidas las maletas sin que hubiera ninguna novedad importante, es decir, no se perdió, ni destrozaron ninguna, cogimos nuestro microbús, y partimos rumbo a Gandía. Hacia las 14:00 llegamos, y ya camino de casa… pasamos por delante de Mercadona… paramos a comprar algo de comida… y lo primero de todo fue: una tortilla de patata de esas refrigeradas, y unos tacos de jamón. Fue una delicia poder comer tortilla de patata después de no sé cuantos días, a pesar de que era de esas prefabricadas.

Y hasta aquí llegó este diario sobre el mayor viaje de nuestra vida. Hemos visto un país muy distinto al nuestro, un país que es el futuro, y hemos visto un eclipse, que es el mas largo del siglo, en el país mas poblado (creo…).

Sólo queda dar las gracias a todos los participantes por su paciencia, sobre todo en algunos momentos difíciles al principio del viaje (con jet lag incluido), a Yaqin por su dedicación, aunque no siempre era comprendida por nuestras mentes occidentales, y sobre todo, dar las gracias también a Enric Marco, sin cuya colaboración, estas “crónicas orientales” no hubieran sido posible, ya que a pesar de todo el “capitalismo subyacente”, no hay que olvidar que el país del que venimos es comunista, y tienen Internet bastante controlado, siendo imposible el acceso a muchísimas páginas, entre ellas nuestro propio blog.

Y como decían nuestros clásicos del Siglo de Oro, al acabar las representaciones teatrales:

Aquí acaba la comedia,
Perdonad sus muchas faltas.

Nota final: No ha sido una comedia. Ha sido real como la vida misma.

Marcelino Alvarez

1 comentario:

Victor G dijo...

Bravo!!! No es posible una mejor crónica. Realmente da gusto ver nuestro viaje tan magníficamente documentado. Es como tener la seguridad de que existirá para siempre. Muchísimas gracias.