miércoles, 22 de julio de 2009

Noche 12 - Dia 13



ANJI - SUZHOU


¡Objetivo logrado!


Hoy es el día. Son las 3:30 de la mañana, y acaba de sonar el despertador. Fuera hay una tormenta con fuerte aparato eléctrico, que nos hace pensar lo peor, pero a las 4:45, cuando salimos hacia el autobús, no llueve, y hace calor.

El viaje hacia el observatorio de Shanghai lo hacemos en aproximadamente una hora, sin problemas y sin atascos. Pasamos los dos controles policiales establecidos para controlar el acceso, y llegamos antes de las 6 a la zona de observación. Bajamos de los autobuses, y nos damos cuenta de que el tiempo ha mejorado bastante. Completamente cargados con los ordenadores, las cámaras, los telescopios, etc… llegamos a nuestra zona reservada.

Casi 100 m. de largo, por 10 de fondo, con un césped a la espalda que nos vendrá muy bien para las sombrillas que el gobierno chino ha dispuesto en la zona, cubrimos toda la zona con camisetas rojas, de forma tal, que desde la otra parte del lago artificial al lado del cual estamos, se ve la marea roja. Aparece entonces el problema: Faltan 8 mesas y 15 sillas, que tenemos pagadas, pero que la organización no nos ha puesto. Llamamos para reclamarlas, y nos dicen que todas las sillas y mesas están repartidas, y las nuestras también. Pero cuando vienen para comprobarlo, se dan cuenta de que realmente no están. Alguien se las ha apropiado. Nuestros vecinos, son un grupo de aficionados de Noruega. Son unos20, pero tienen 8 mesas, y veinte sillas. Hábilmente interrogados por la jefatura del campo, descubren que son ellos los que han cogido mesas y sillas, porque no tenían nada alquilado. Hay que tener en cuenta que se pagan 2 euros por silla, otros 2 por mesa, 2 por cada persona, y 2 por cada vehículo. Ellos no han pagado ni por sillas, ni por mesas, pero tienen de todo. Nuestra guía hecha la culpa de todo a la guía de ellos, pero aquella dice que todo lo que ellos tienen es material suyo. Avisada la policía, les obliga a devolver las sillas pero las mesas, tenían quitado el papel identificador, y dicen que no pueden justificar que sean las nuestras, con lo cual nos traerán otras a nosotros. Pero las nuevas mesas no llegan, y decido tomar cartas en el asunto. Lo primero que hago es expulsarlos de nuestra zona, porque habían ocupado una parte de nuestros 100 m. Con muy poca amabilidad, les invito a cruzar la linea y ponerse al otro lado. Cuando me quieren preguntar, en lugar de responderles, les digo que me hable desde su lado, y sólo cuando haya cruzado “la frontera” les atenderé. Luego les digo que el montaje que tenían con tres cámaras a la vez, una de cuyas patas también entraba en nuestra zona hagan el favor de quitarlo ellos, o se lo quito yo, con lo cual les obligaba a volver a colocar todo el montaje en estación, volver a equilibrar, etc… incluso que me pondría delante de las cámaras para impedirles la visión. En esos momentos, ya se había armado algo de revuelo, y se acercó el que parece ser era el responsable del grupo, a ver qué pasaba. Le explico que ellos han cogido nuestras mesas y sillas, y que las sillas ya las han devuelto, pero que las mesas se las han quedado y no estoy dispuesto consentirlo. Me pregunta que cuántas necesito; en ese momento, nos hacían falta cuatro mesas, para tener nuestro cupo. Y sin decir ni una palabra les ordenó a sus compañeros que pasaran cuatro mesas a nuestra zona, y nos pidió perdón, porque ellos no habían hecho otra cosa, que hacer caso a su guía, que les había dicho que podían coger lo que quisieran. No sabían que había que pagar por cada silla cada mesa, y tampoco entendían lo que pasaba. Una vez aclarado el entuerto, y puesta cada cosa en su sitio, incluso entablamos amistad, nos intercambiamos las páginas web, y se ofrecieron para escribir en nuestra revista (nos darían el texto en inglés) así como que están dispuestos a publicar lo que le enviemos en la suya. Por supuesto volvieron a cruzar la línea e instalarse en parte en nuestra zona, que era realmente una cosa que no molestaba, porque nosotros teníamos sitio de sobra. Y ese fue el incidente mas grave de toda la observación.

A las 8:23, puntualmente apareció la Luna (por las 12 en punto) y con los gritos y avisos de rigor, dio comienzo el eclipse. Las nubes cubrían una gran parte del cielo, pero la zona del Sol estaba despejada.

En esto oigo que me llaman: “Marcelino”, y al girarme veo a uno de los antiguos componentes del viaje a Turquía, que ha venido a China, con toda la familia, y al enterarse de que íbamos a esa zona, se inscribió para intentar localizarnos. Estuvimos hablando un rato, saludando a los antiguos compañeros de eclipse.

Entretanto, las nubes han hecho acto de presencia, pero no tapan totalmente el Sol. No llega a estar despejado, pero tampoco está cubierto. Así llegamos a las 9:35, que es el comienzo de la totalidad. El cielo está casi sin nubes, y vemos perfectamente la caída de la luz, que se levanta un cierto oleaje en las aguas de la presa, ya hacía rato que no quedaba ni un solo pájaro, ni ninguna de las cientos de libélulas que pululaban por encima de nuestras cabezas. Los gritos emocionados, las fotos, los filtros que se quitan, las perlas de Baily, el anillo de diamantes, etc… todo pasa en un segundo. Y cae la noche mas negra, dejando sólo un poco de claridad por el fondo, que al estar medio nublado, tampoco es tanta la diferencia, entre la zona oscura y la zona clara. Hay quien se pasa los cinco minutas y medio largos llorando de la emoción; hay quien se queda paralizado por la visión del Sol negro; yo, me olvidé de sacar fotografías a través del telescopio. No tengo ni una sola de la fase de totalidad, pero la verdad es que no me importa; ya veré las que han hecho los demás.

A las 9:40, termina la fase de totalidad, y volvemos a ver las perlas, el anillo de diamantes, etc… y colocamos los filtros.

A partir de este momento, el Sol en lugar de ir ganando terreno a las nubes, se queda sin fuerza, y se nubla cada vez mas.
Cuando acaba el eclipse, casi a las 11:00 las nubes nos obligan a perdernos el último contacto, y a partir de ahí, ya no nos dejarán en todo el día.

Apenas una hora después, comienza a llover, y de regreso al hotel, a recoger las maletas con todos nosotros eufóricos como nunca, ya no nos importa que llueva. El motivo principal del viaje, ver el eclipse mas largo del siglo XXI, lo hemos conseguido. Dejando a parte una ligera capa de nubes, las fases mas críticas del evento han sido vistas perfectamente. La emoción nos ha invadido a todos, y la alegría desbordante ha sido lo mejor de todo. Uno de los mas bonitos fenómenos de la naturaleza, se ha producido. Ha sido maravilloso.

Ni qué decir tiene, que las entrevistas a las televisiones y prensa locales se han producido continuamente, que las camisetas que lucíamos han sido todo un éxito, y hemos vendido todas las que llevábamos de sobra, que las notas de “Paquito el chocolatero” se han escuchado en toda China, y que mañana, todos los diarios locales hablarán de “la roja” española, que conquistó la fama en el eclipse. Siempre sale el temperamento español, y organizar una filá de moros y cristianos en menos que cuesta decirlo, fue algo inenarrable. Grupos de Grecia, de Nueva Zelanda, de Japón, de Estados Unidos (Texas en concreto), de Noruega (los vecinos), de Corea, de la India, varios otros grupos de españoles, y ni se sabe de cuántos mas países, disfrutamos con el mas grande espectáculo de la naturaleza. Todos querían abrir ya la lista para el siguiente eclipse: Australia 2012.

Por la tarde, emprendimos viaje a la ciudad de Suzhou. Durante gran parte del viaje está lloviendo, como si fuera en plena Safor, con una intensidad que apenas deja ver la ruta al conductor, pero la alegría ya no nos la quita nadie.

Una vez en Suzhou, nos anuncian que la excursión prevista a los canales, con pequeñas barcas, se tiene que suspender, porque los canales de esta Venecia oriental han sido cerrados por inundaciones. Posiblemente sigan las lluvias durante todo el día de mañana, pero ya no nos importa nada. Lamentablemente, en la cena coincidimos con un grupo de japoneses, que no ha visto nada por culpa del agua. Les ha llovido todo el día. Es una pena, pero…

Mañana continuaremos lo que falta de viaje, pero ya nada será igual. Hemos cruzado la línea de la felicidad, y nada de lo que pase a partir de ahora nos podrá privar de la alegría de haber visto completo el eclipse de Sol mas largo de la centuria.

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