sábado, 11 de julio de 2009

Noche 1 - Dia 2


BEIJING

Hoy tenemos un día bastante apretado de actividades. Lo primero es levantarse a las 6:30, para a las 8:00 EN PUNTO, estar rumbo a la plaza de Tian’anmen. El día ha salido brumoso y gris, lo cual nos hace sospechar que no vamos a tener el calor intenso de ayer. Llegados a nuestro primer destino, lo que impresiona tanto como el tamaño de la plaza (mas de un pueblo entero cabría dentro, y sobraría sitio), es la cantidad de visitantes que tiene. Este país parece que no descansa nunca. A las ocho de la mañana, toda la plaza estaba llena de gente, con cientos de guías con sus banderitas manejando a sus grupos de visitantes, con una maestría y ligereza como sólo los chinos saben. Era increíble ver tan pronto, apenas amanecido, que ya las calles estaban llenas, en los parques se hacía Taichi (no en uno, sino en casi todos) y la ciudad entera era ya un hervidero. La plaza estaba abarrotada de turistas (hemos contactado con varios grupos de españoles) y casi sin darnos cuenta, nos hemos hecho la foto oficial de grupo, que luego recogeremos en el hotel, perfectamente encuadernada, con varias decenas de fotos de los principales monumentos de Beijing. Entre foto de grupo, y foto de grupo, apenas pasan 3 minutos. En ese tiempo, los chinos nos hacen posar, nos colocan entre dos marcas, nos arreglan un poco por estaturas, y hacen varias fotos. Cualquiera que haya manejado un grupo, lo difícil que es hacer que todos se pongan de acuerdo para hacer la foto. Pues bien, eso no cuenta para los chinos. Antes de que te des cuenta, te han colocado en el sitio, te han hecho varias fotos, y les ha sobrado tiempo para regalarte varias sonrisas y reverencias.


Entramos en la Ciudad Prohibida, pasando en menos de 30 segundos una cola de varias decenas de metros de longitud, por 15 de ancho, sin empujones, sin prisas, a un paso decidido, y el miedo que teníamos de que la entrada fuese problemática, se deshizo antes de empezar.

Esta Ciudad Prohibida, es mucho mas de todo lo que te puedas imaginar. Mucho mas grande. Mucho mas bonita. Mucho mas atrayente. Y según te van explicando los significados de las construcciones, objetos, situación de figuras, etc… mas te va conquistando. Esta plaza / Ciudad Prohibida, es como los eclipses de Sol (que todos deberían ver uno alguna vez en la vida), pues esto lo mismo: todos deberían visitarla alguna vez en la vida.


He de señalar, que a pesar de la ingente cantidad de personas que estábamos paseando por sus paseos y edificios, la limpieza era TOTAL. Ni una sola botella fuera de las papeleras, ni un solo papel por el suelo.

Acabada la visita, pasamos a nuestro siguiente destino: el Lamasterio tibetano. Por supuesto es mucho mas pequeño que la Ciudad Prohibida, pero también es algo impresionante. La religiosidad que se respira, hace que te olvides rápidamente de lo que acabas de ver, y te centres en otra de las maravillas de esta ciudad. En este caso, el tamaño no importa nada en absoluto. Ha sido la primera vez, que he visto que han dicho que dentro de los templos no hagan fotografías, y ha sido respetado por todos. Ni una sola cámara salió de su funda. Ya en la entrada te regalan un CD con todas las fotos que te interesaría sacar, pero que te dicen por favor que no las hagas. Y todo el mundo, incluidos los españoles, cumplimos de buen grado la norma. Lo dicho: la religiosidad impone.

Después de comer, visitamos el llamado Palacio de verano, acompañados esta vez por una ligera lluvia, que no molestó prácticamente nada, y a cambio, bajó ligeramente la temperatura. Para terminar nuestra visita, navegamos en un barco-dragón a través del inmenso lago artificial que se creó cuando se construyó el palacio.

Y para acabar el día, fuimos a cenar el famoso “Pato laqueado” de Beijing. Fue una cena espectacular, en la que empezamos muy serios y comedidos, en donde poco a poco fue subiendo el tono de la diversión, y acabamos cantando los clavelitos, que viva España, el porompompero de Manolo Escobar, y bailando por sevillanas con los camareros chinos que se divertían tanto o mas que nosotros.

Finalmente, volvimos al hotel, para prepararnos seriamente para la jornada de mañana: Nos espera la Gran Muralla.

Continuará…

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