lunes, 23 de marzo de 2015

Cinco años despues, los recuerdos siguen presentes como si el tiempo no hubiera pasado. Aún llevo en la cámara de fotografiar el nudo de la felicidad que nos regalaron en Beijing nada mas llegar, y cada vez que hacemos alguna foto, nos acordamos de aquel maravilloso viaje.
Justamente este fin  de semana, escuchando el programa "No es un día cualquiera", de Pepa Fernández. en Radio Nacional, he escuchado (porque soy escuchante), que Íñigo ha hablado de un viaje a la China profunda, y ha nombrado casi todos los sitios por los que estuvimos nosotros.
El crucero a través del Yangtzé, en el que fuimos saludados por el Capitán del barco en "casi perfecto" español, porque era americano, pero de origen latino, y nos dijo que éramos el primer grupo español que llevaba a bordo,  la excursión a Wushan, con los  ataúdes depositados en el  borde de  sus impresionantes atalayas, donde no llegan las inundaciones del río, la subida al templo  de los Budas, donde se encuentra la entrada al infierno según la tradición, y donde tenías los tres puentes de los deseos para pasarlos, etc... la presa de las tres gargantas, que salió triunfante en aquellos días de un terremoto que afectó a toda la zona, pero no hizo mella en la presa y pudimos recorrerla, y finalmente la vuelta a la "civilización", es decir a Shangai, como destino final...

Dentro de poco tendremos un nuevo viaje para ver el eclipse de 2017. Esta vez ocurre en América, y vamos a aprovechar para ir, a una América profunda y salvaje. El parque Nacional de Yellowstone nos está esperando. Iremos.

viernes, 20 de noviembre de 2009

CALENDARIO DE CHINA

incienso, china calendar
incienso, china by Bigeyes
More China Calendars

Este verano durante 20 días, unas 65 personas recorrimos China en busca del eclipse más largo de la centuria.
Para recordar cada paso del camino he hecho este calendario. Espero que os guste.
En camino viene uno de NY!!

miércoles, 26 de agosto de 2009

El día de los enamorados en China

Bueno, voy a dejaros este post porque cuando lo he leído me ha recordado mucho a nuestro viaje por China y a los locos astrónomos.

Hoy es el día de los enamorados en China, el 7º día del 7º mes lunar según el calendario chino.

Cuenta la leyenda que habñia un guapo pastorcito que vivía con su hermano mayor y la mujer de éste. Cuando se murieron sus padres, su hermano mayor heredó la casa y un terreno. El niño heredó tan sólo un viejo buey, por lo que su hermano decidó acogerle a modo de "cenicienta" para que con ayuda del buey trabajase la tierra.

Por otro lado estaba la séptima hija del Emperador, que era famosa por sus manualidades, especialmente por sus tejidos. Todos la conocían como la doncella tejedora. El Emperador estaba fascinado por su forma de tejer nubes y arco iris que embellecían el mundo.

El buey en realidad era un inmortal que procedía del cielo, y que por haber cometido varios errores fue castigado bajando a la tierra en forma de buey. Un día le dijo al pastor "Tu eres una persona amable. Si quieres casarte tienes que ir al arroyo y tus deseos se harán realidad". Así hizo y cuando llegó se quedó prendado de las siete hijas del Emperador que habían bajado del cielo para darse un baño. Fascinado por la más joven y también la más bonita, le robó sus ropas mágicas. Una vez hubieron terminado el baño, una a una se fueron, salvo la más pequeña que sin sus ropas mágicas no se podía marchar. Entonces fue cuando apareció el pastorcillo y le propuso casarse con él a cambio de sus ropas. Trás dudar unos instantes, la jóven accedió, se casaron y tuvieron dos hijos.

Un buen día, el viejo buey falleció, no sin antes advertir a su joven amo que debía conservar su piel.

El Emperador en el cielo echaba de menos a su 7ª hija, quien le tejía nubes y arco iris, así que mandó a su madre a que fuera a buscarla.

Mientras la abuela y la nieta regresaban al cielo, el pastorcillo envolvió a sus dos hijos entre las ropas mágicas de su esposa, se puso la piel del buey y se lanzó trás ella.

La abuela, con su horquilla, creó la via láctea para mantenerlos separados. El emperador trasladó a su hija a la estrella Vega en Lyra, pero el pastor y sus hijos se quedaron en la estrella Altair, en el Águila.

Desde entonces tan sólo pueden verse una vez al año, el 7º día del 7º mes lunar.

lunes, 27 de julio de 2009

Noche 17 - Día 18


Vuelta

Después de llegar en un santiamén al aeropuerto, nos dispusimos a realizar los trámites de aduana. De momento, no nos tomaron medida de la temperatura; aunque todos íbamos preparados.

Después de varios ajustes de peso, alguna que otra apertura de maletas, para verificar el contenido, e incluso algún que otro expolio de ciertos materiales que estaban prohibidos, subimos al avión.

En estos momentos, ya es noche cerrada.

Ascendemos hasta los 11 Km, y ponemos rumbo al Norte. En el horizonte se ve un Sol reluciente, que se mantiene sin moverse de sitio durante mucho tiempo.

Pasan varias horas, que aprovechamos para dormir, y el Sol nos sigue impertérrito. Después de mucho tiempo, comienza a hacerse de noche realmente, y cuando desaparece el Sol, nos anuncian que nos van a servir el desayuno. Resulta que estamos ya muy cerca de París, y hay que prepararse para aterrizar.

Apenas tocamos tierra, volvemos a ver el Sol que aparece sobre el horizonte. Son las 6:15 de la mañana, y esta vez el amanecer es definitivo. Otra vez hemos tenido un Sol de medianoche, y un par de amaneceres, y otro par de anocheceres. Qué noche la de aquel día, que dirían los Beatles.

Después de recorrer medio aeropuerto, y despedirnos unos de otros unas cuantas veces, buscando cada uno sus puertas de embarque, conseguimos llegar al avión que nos llevará a Valencia.

Una vez tomada tierra en Manises, y recogidas las maletas sin que hubiera ninguna novedad importante, es decir, no se perdió, ni destrozaron ninguna, cogimos nuestro microbús, y partimos rumbo a Gandía. Hacia las 14:00 llegamos, y ya camino de casa… pasamos por delante de Mercadona… paramos a comprar algo de comida… y lo primero de todo fue: una tortilla de patata de esas refrigeradas, y unos tacos de jamón. Fue una delicia poder comer tortilla de patata después de no sé cuantos días, a pesar de que era de esas prefabricadas.

Y hasta aquí llegó este diario sobre el mayor viaje de nuestra vida. Hemos visto un país muy distinto al nuestro, un país que es el futuro, y hemos visto un eclipse, que es el mas largo del siglo, en el país mas poblado (creo…).

Sólo queda dar las gracias a todos los participantes por su paciencia, sobre todo en algunos momentos difíciles al principio del viaje (con jet lag incluido), a Yaqin por su dedicación, aunque no siempre era comprendida por nuestras mentes occidentales, y sobre todo, dar las gracias también a Enric Marco, sin cuya colaboración, estas “crónicas orientales” no hubieran sido posible, ya que a pesar de todo el “capitalismo subyacente”, no hay que olvidar que el país del que venimos es comunista, y tienen Internet bastante controlado, siendo imposible el acceso a muchísimas páginas, entre ellas nuestro propio blog.

Y como decían nuestros clásicos del Siglo de Oro, al acabar las representaciones teatrales:

Aquí acaba la comedia,
Perdonad sus muchas faltas.

Nota final: No ha sido una comedia. Ha sido real como la vida misma.

Marcelino Alvarez

domingo, 26 de julio de 2009

Noche 16 - Día 17

SHANGHAI – AEROPUERTO


Bueno, hoy es el último día que estaremos en China, Por una parte, ya tengo una cierta morriña de España, y sobre todo de sus comidas, pero por otra parte, quizás podríamos haber estado una noche mas en Shanghai. Es una ciudad muy grande. Apenas hemos visto una pequeña parte, pero no hay para mas.

Para aprovechar mejor el último día, se hacen dos grupos: por una parte., el autobús de los que quieren ir de compras, en lugar de hacer las visitas previstas para hoy, y por otra parte, el autobús de los que no quieren comprar, sino ir a cumplir el programa previsto. Realmente también se forma un tercer grupo, con tres personas que quieren ir a ver el Museo de las Ciencias de Shanghai, y un cuarto grupo de otras tres personas, porque Laura, que se incorporó al viaje un día después de todos, gracias al permiso especial que le concedió el gobierno de EE.UU. tiene que coger su vuelo a las 16:00, en lugar de a las 23:35 como todos los demás.


En fin, después de los ajustes pertinentes, yo fui de los que quisieron ver el Jardín del Mandarín Yuyuan. Todos nos esperábamos ver un jardín típico chino, pero la realidad nos superó tan ampliamente, que nos quedamos todos asombrados.

Bajamos del autobús, y entramos en una calle amplia, pero de una arquitectura totalmente distinta a las calles normales. Todos los edificios eran casas del mismo estilo chino, con tejados en forma de ala (puntiagudos hacia arriba), perfectamente (bueno, casi perfectamente) conservadas, y comenzamos a sumergirnos en una serie de laberintos de cruces, casas, calles, recovecos, etc… que nos da un poco de miedo, porque hay que tomar referencias para no perderse. Por fin, llegamos a una plaza grande, preciosa, que es la entrada a la casa y jardín del Mandarín Yuyuan. Una vez dentro, nos dan tres horas libres, para recorrer la casa, los jardines y el barrio. Pensamos que es mucho, pero nos avisan, de que nos demos prisa si queremos ver toda la zona, porque realmente tres horas es poco tiempo.

Comenzamos la visita, y el grupo grande se divide en varios grupos pequeños. Y nos pasa lo de siempre en todos los jardines chinos: Es un laberinto, y te pierdes. Todos los jardines son preciosos: Todos están bien cuidados. Todos tienen una serie de caminos y puentes con fuentes, agua corriente, peces, patos, etc… pero lo que nadie dice, es que todos los caminos conducen a casi todos los sitios. Todos los jardines son laberintos, pero no como los occidentales, que hay caminos que no llevan a ninguna parte. En los jardines chinos, nunca tienes que retroceder porque el camino lo tengas cortado, pero seguro que pasas mas de dos veces por el mismo sitio, y puedes hacer dos veces la misma foto, y no enterarte. Son maestros en el arte del escaqueo y la confusión. Y este jardín, además de grande, es una obra maestra de los caminos que te llevan sin que te des cuenta de una parte a otra. Como la vida misma. Seguro que algún sentido oculto tienen esos jardines, porque los chinos no hacen nada “porque sí”.

Cuando conseguimos salir, nos dedicamos a recorrer el barrio que rodea la casa del Mandarín, y aprovechamos para comprar alguna cosa que otra, aun sabiendo que nos estaban engañando. El barrio es precioso. Parecido al Gran bazar de Estambul, pero con calles abiertas, compartiendo la calzada con coches, bicicletas, motos, y sobre todo chinos. El barrio entero parecía estar alfombrado de chinos. Había mas gente que en la plaza del ayuntamiento de Valencia en fallas, o en San Fermín en Pamplona, o el fin de año en la puerta del Sol de Madrid. Pasamos otro buen rato haciendo fotos, hasta que nos dimos cuenta de que ya era mas de las 12:30-. Razón tenían., al decir que con tres horas, no había tiempo de verlo todo bien.

De nuevo en el autobús, fuimos directamente a comer. El otro grupo, (el de las compras, los museos y el del aeropuerto), estaba comiendo en otro lugar, y no nos encontramos hasta que una vez acabada la comida, nos fuimos a pasar un rato a una zona de compras “electrónicas”. Ahí pudimos comprar unos Pendrives de 500 GB por 100 Yuanes (10 euros), unos altavoces de esos que llevan los guias para hacerse oir del grupo por 38 yuanes (menos de 4 euros), trípodes, cámaras, filtros, etc… en fin una locura. Si todo lo que hemos comprado funciona… será para dar gracias a Dios. Y si no funciona, tampoco se habrá perdido mucho.

Después, fuimos a visitar un barrio que era una concesión francesa del siglo XIX, y donde nos trasladamos instantáneamente a la Europa de hace muchos años. Mesas en las terrazas, cervezas, vinos, pasteles, etc… todo parecía sacado de un París decimonónico.

Y como todo llega a su fin,… fuimos a cenar, y a arreglar las maletas con las compras de última hora, para no tener problemas en las aduanas.

Una vez todos conformes con los kilos, los bultos, los escondites para las piezas que podrían originar problemas en la frontera, nos dirigimos al MAGLEV, o tren magnético, sin ruedas, que nos trasladó al aeropuerto, en un viaje relámpago, .ya que hicimos en cinco minutos, lo que normalmente cuesta media hora larga de autopista.

A partir de aquí, comienza la última aventura. El viaje de vuelta. Pero eso será motivo de una última crónica…

sábado, 25 de julio de 2009

Noche 15 - Día 16




SHANGHAI

Hoy es el último día completo de viaje. Ya se nota en las conversaciones que se acerca la hora de volver. Los 17 días se han pasado ya casi sin darnos cuenta. Y lo único que nos queda claro es que el eclipse ha sido visto y fotografiado , que era el motivo principal del viaje.

Esta mañana, hemos comenzado con una visita al Museo de Shanghai; hemos madrugado porque las colas son impresionantes. A las 9 en punto hemos entrado, siendo de los primeros, y viendo desde las puertas unas colas que prácticamente llenaban la zona de espera de la plaza del Ayuntamiento. Muchos grupos de turistas chinos, junto a otros tantos grupos escolares con sus maestros. Es de destacar, que los niños van siempre en formación de tres en tres, y la guardan con un gran orden. Una vez en el Museo, tenemos dos horas para visitarlo. A las 11:00 hemos quedado todos en el patio central, para trasladarnos al otro museo: El de planificación urbanística de la ciudad, de cara a la Expo Internacional de 2010, en la que participan muchos países, entre ellos España.

Después, fuimos a comer a una churrasquería, donde nada mas llegar, nos avisan de que es menú libre. Nos llenamos el plato de la guarnición mas variada, hasta que empiezan a llegar a las mesas, camareros con costillas de buey, costillas de cerdo, jamón fresco, longanizas, pollo, y un sinfín de carnes, y nosotros, después de tantos días de comida china, encontrarnos con esta sorpresa, estábamos maravillados. Además, podías hablar en castellano porque el dueño es brasileño, y habla portugués y español, y te entendía a la perfección. En resumen, una comida memorable. Y por si fuera poco, hoy es el día de Sant Jaume, y uno de los viajeros, llamado Jaume Roca, nos pagó las segundas bebidas, y los cafés del que quisiera, para celebrar su santo. Así, que después de haber comido incluso en exceso, pudimos disfrutar de un café expresso, como desde hacía 17 días no lo probábamos.

Después de tan copiosa pitanza, fuimos al malecón, a embarcarnos en un crucero por el río , para ver los rascacielos y viviendas del famoso barrio Pu Dong. Fue un paseo muy agradable, sin mucho viento, (y además en la dirección correcta), que nos permitió hacer fotografías a los múltiples rascacielos que han crecido a la orilla del río.

Una vez terminado el crucero, subimos al piso 100 del edificio mas alto del mundo. En unos segundos, pasas del nivel de la calle, hasta la cota de los 474 m. provocando un taponamiento de los oídos bastante notable. Y cuando subes a través de unas escaleras mecánicas al último tramo, te encuentras con un suelo de cristal, que te permite hace fotos a través de tus propios pies. La sensación es de mareo, incredulidad, miedo, y cualquier otra que se te ocurra, porque el cerebro no está preparado para esa visión, y tienes que luchar contra todo lo imaginable para poder andar mas o menos “tranquilamente” sobre una superficie tan extraordinaria. Por supuesto, en el piso 100 existe una tienda de recuerdos, con unos precios tan astronómicos, como la altura a la que nos encontramos.

Después bajamos, y volvimos a subir a otro edificio, pero esta vez para cenar. Se trata del restaurante giratorio que se encuentra en el metro 290 de altura de un edificio llamado la perla del oriente. Después de la comida, todavía no teníamos ganas de cenar, pero a pesar de todo, se cenó y se cumplió con los cocineros.

Ya mañana hemos de preparar las maletas para el viaje de vuelta.

Después de las visitas del día cogeremos el avión con destino París, donde cada grupo de separará de los demás, de acuerdo con las distintas opciones de salida de España. La próxima crónica, ya será desde Gandía, donde llegaremos el lunes sobre medio día.

Asi que… hasta mañana…

viernes, 24 de julio de 2009

Noche 14 - Día 15


SHANGHAI

Hoy hemos dejado atrás Suzhou y sus jardines, para partir hacia Shanghai.

Lo primero ha sido llegar a Xitang, que es un precioso lugar donde hace tres años se rodó ”Misión Imposible 3” .

No nos extraña que se eligiera este lugar, en medio de la gran marjal que es el delta del Yantzhé, porque es verdaderamente precioso. Pasear por sus canales con unas pequeñas embarcaciones de 10 plazas, ha sido una grata experiencia; y por si fuera poco, hemos tenido una hora de tiempo libre para fotografiar todos los rincones posibles, los chiringuitos, las tiendecitas, etc… En resumen, un lugar de mas de 1500 años de antigüedad, en el que hemos disfrutado de lo lindo. Tanto que de una de las barcas, no paraban de salir las notas de las canciones mas diversas, gallegas, vascas, e incluso modernas, mientras todo el mundo en las orillas intentaba averiguar lo que pasaba en el canal.

Después de la comida, que ha sido en un pequeño restaurante allí mismo, hemos continuado camino hacia Shanghai. Hemos llegado a Sheshan, donde se encuentra el primitivo observatorio de Shanghai, que hemos recorrido en su totalidad, viendo el primitivo telescopio (en uso hasta muy reciente fecha), los sistemas de control, y un planetario que hizo las delicias de Angela del Castillo.


Después, ya en Shanghai, fuimos a cenar a pesar de que eran las 6 de la tarde, porque a las 7:0, teníamos una cita con el espectáculo de acrobacia de Shanghai. Fué una actuación magnífica, en la que pudimos ver cómo acciones que parecían imposibles, se ejecutaban con la mayor naturalidad del mundo. Un espectáculo inolvidable . Por fin, después de callejear un poco con los autobuses, llegamos al hotel.

Unos han salido a ver la Noche de Shanghai, ya que el ambiente era fabuloso, otros nos hemos quedado, para reponer fuerzas, que mañana no levantan a las 6:30 de la mañana.

Y nos espera un día complicado de visitas a dos museos, paseo por el río, y finalmente la cena en la Perla Oriental. Todo un programa preparado para cansarnos. Qué le vamos a hacer. Como decíamos al principio del viaje, la vida del turista es muy dura.